
DIATERMIA




La Diatermia en Fisioterapia: Una Revolución en el Tratamiento de Tejidos Profundos
La diatermia se ha consolidado como una de las técnicas más avanzadas en fisioterapia moderna, ofreciendo un enfoque revolucionario para el tratamiento de lesiones y patologías musculoesqueléticas. A diferencia de los métodos tradicionales de termoterapia, que solo actúan superficialmente, la diatermia utiliza corrientes de alta frecuencia para generar un efecto térmico profundo que alcanza hasta las capas más internas de los tejidos, sin sobrecalentar la superficie cutánea.
Esta tecnología actúa mediante un doble mecanismo: por un lado, produce un calentamiento selectivo en músculos, tendones y articulaciones, mejorando la elasticidad del colágeno y facilitando la relajación de tejidos contracturados; por otro, estimula el metabolismo celular, acelerando los procesos naturales de reparación y reduciendo la inflamación crónica. El resultado es una terapia que no solo alivia el dolor de forma inmediata, sino que promueve la regeneración tisular desde el interior.
Sus aplicaciones son tan versátiles como efectivas. En casos de tendinopatías rebeldes, como la epicondilitis o la tendinitis aquilea, la diatermia ha demostrado una capacidad única para romper el círculo vicioso de inflamación y degeneración. En articulaciones afectadas por artrosis, el aumento de vascularización que provoca ayuda a nutrir el cartílago y retrasar su deterioro. Incluso en procesos postquirúrgicos, su capacidad para reducir edemas y evitar la formación de adherencias fibrosas la convierte en un aliado indispensable para una recuperación óptima.
Beneficios de la Diatermia
- Alivia el dolor muscular y articular de forma profunda
- Acelera la recuperación de lesiones deportivas
- Mejora la movilidad en casos de artrosis y rigidez
- Reduce la inflamación crónica en tendones y articulaciones
- Estimula la regeneración de tejidos dañados
- Potencia los efectos de la fisioterapia manual
¿En qué casos está indicada?
- Tendinitis y tendinosis (hombro, codo, rodilla)
- Lesiones musculares (contracturas, roturas fibrilares)
- Artrosis y procesos degenerativos articulares
- Recuperación postquirúrgica (cirugías ortopédicas)
- Dolor lumbar crónico o cervicalgia
- Edemas y fibrosis postraumáticas